Asómate 2021 – día 2º
Publicado por El Japones Errante en
En este caso es el Monasterio de Yuso, en el pueblo de San Millán de la Cogolla, un poco después del pueblo de Berceo. En este monasterio nos comentan que fue donde encontraron “Las Glosas Emilianenses”, primer testigo de nuestra lengua española, así como las primeras frases en lengua vasca.
Visitamos varias partes del monasterio, donde aún viven un pequeño número de monjes, y nos explican cómo aún realizan los cantos gregorianos y disponen de una de las mejor conservadas colecciones de libros cantorales. Éstos fabricados con piel de animales y escritos con tintes caseros y plumas de pájaros o varas de madera cortadas.
Además, estos libros se encuentran almacenados en sus armarios originarios, que han sido construidos con mucho cuidado, ubicados en la zona nor-noroeste del edificio y con unas cámaras de aire para que la humedad y la polilla no los estropee.
Tomamos un café tras la visita y continuamos la marcha, adentrándonos en la Sierra Cebollera. Hacemos varios puertos entre los más importantes el de Montenegro y más tarde el de Santa Inés.
Ya bajando de este último, nos desviamos a nuestra derecha para visitar, en esta ocasión, un paisaje natural, La Laguna Negra.
Llegamos a la parte más arriba que podemos llegar en moto y tras aparcar, caminamos por un sendero entre la naturaleza y los animales de la zona, como la ardilla que nos acompaña en la subida.
Una vez arriba nos encontramos con esta laguna natural de un color verdoso, creo que por la vegetación que hay dentro pero que se encuentra en un sitio idílico. Hacemos unas fotos y seguimos nuestro camino.
Es más tarde de lo que esperábamos, así que decidimos hacer una parada en el mismo parque para picar algo y lo hacemos en una especie de chiringuito que hay en el aparcamiento. Nos preparan unos bocadillos para salir del paso y unos helados de postre, café y pista…
Seguimos rodando, esta vez en dirección a Santo Domingo de Silo, donde podemos disfrutar de una roca erosionada y que tiene unas formaciones como si de una ola de mar se tratase. Un poco más adelante tomamos el desvío a la izquierda para hacer unos pocos kilómetros, para disfrutar de otro rincón de la naturaleza.
En esta ocasión se trata del Desfiladero de Yecla. Pasamos con las motos por unos túneles en la roca viva y un poco más adelante las aparcamos para visitar, esta vez a pie, por el pasadizo que han habilitado entre las rocas. No es un tramo largo, pero merece la pena visitarlo, también se observa como la fuerza del agua, que en otro tiempo estaba a mucho más nivel, ha erosionado la roca dejándola en forma de onda.
Arriba en la montaña un buen número de buitres suben y bajan a sus nidos, haciendo aterrizados forzosos.
Las horas siguen pasando y continuamos nuestro camino hasta llegar al siguiente destino, Covarrubias. Otro pueblito, que fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico en 1965.
Paseamos por su plaza mayor y tomamos algo frente al Torreón de Fernán González, la única fortaleza castellana anterior al siglo XI que se conserva.
Este pueblo en conjunto con Lerma y Santo Domingo de Silos, se le denomina el Triángulo de Arlanza.
Además, por esta zona también fueron los escenarios de películas como la de Sergio Leone, El Bueno, el Feo y el Malo, por lo que nos dirigimos a ver El Monasterio de San Pedro de Arlanza, aunque tenemos que hacerlo desde fuera pues se encuentra en proceso de restauración.
Ya por último y tras algún que otro kilómetro de más, llegamos a nuestro destino, Lerma un pueblo con bastante ambiente, y que nos acoge con los brazos abiertos. Nos alojamos en un hotelito muy mono, donde las habitaciones, así como las salas están decoradas con mucho mimo.
Como la comida ha sido bastante liviana, esta noche nos resarciremos con un buen vino y una buena carne, y algún que otro copazo mientras intentamos arreglar el mundo.
Pasamos por delante del parador nacional un edificio imponente y a descansar que mañana seguimos de ruta.
RESTAURACIÓN
HOTEL - CASA
La cena de este día la realizamos en Lerma, en el Asador Caracoles, donde nada más entrar nos bajan a una bodega privada para que podamos disfrutar de un vino del año y hacernos unas fotos de familia.
La cena principalmente de carne, resulta un éxito total, buen vino, risas y compañía.
En esta ocasión dormimos en La Posada de Eufrasio. Un hotelito con encanto regentado por dos hermanas muy saladas que nos esperaban a la entrada.
Las habitaciones con mucho gusto y doseles sobre la cama, donde sus colchones son una maravilla para el descanso.
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